Dolorosa y tierna historia la de los
personajes de este libro que tuvieron la desgracia de vivir en una de las
épocas más siniestras de nuestra historia, la de nuestra última posguerra.
Vista inequívocamente desde el lado de los perdedores, nos habla de cómo muchos
de ellos están ingresados en las cárceles franquistas sufriendo torturas y
viviendo en condiciones infrahumanas. Los que están fuera, también perdedores,
no están mucho mejor. Les acucia el hambre, la policía, el miedo, la rabia...
En
principio es una historia de mujeres porque la novela arranca de la cárcel de
Ventas, -destinada a ellas-, donde en los primeros años de posguerra se
hacinaban y convivían con las enfermedades, el hambre y los malos tratos. Son
todas ellas valientes y duras; de origen humilde; que lucharon por unas ideas
de las que no abdicarán nunca; que han visto morir a padres, hijos y maridos y
que se cuidan y quieren unas a otras para poder sobrevivir. Así conoceremos a la
dulce Hortensia (ver portada del libro), embarazada, con su marido en la lucha
armada allá en el monte; se llama Felipe y morirá poco después de que fusilen a
Hortensia, a quien sólo le dejan tener a su niña un mes y de quien no se
apiadan. También a Pepita, hermana pequeña de Hortensia, que se quedará con su
sobrina y a quien cuidará como si de su hija se tratase. Ella, desde fuera de
la cárcel, ayudará al Partido Comunista desde la clandestinidad, no porque se
sienta comunista, sino por ayudar primero a su hermana y después a Paulino,
-que sí lo son-, de quien se enamorará. Paulino tiene responsabilidades en la
lucha armada y es el jefe directo de Felipe. Le cogerán en pleno monte y le
aplicarán serias torturas en la cárcel de Burgos, donde va a estar durante casi
veinte años a lo largo de los cuales irá fraguando su amor por Pepita, quien
acudirá a verle todos los años y esperará, marchitando su juventud y belleza.
Al final, cuando él salga por un indulto después de esos veinte años, se
casarán y vivirán en Córdoba hasta su muerte en los años 80. Conoceremos
también a Elvira, -hermana pequeña de Paulino-, que con sólo quince años la
detuvieron cuando esperaba con su madre en Alicante el famoso barco que, como
tantos, los sacaría de España y que nunca llegó. Su madre muere y ella en la
cárcel es la pequeña del grupo, que sólo ansía volver a ver a su hermano y que
recibe las visitas de su anciano abuelo, que también morirá en el transcurso de
la novela. Y será su hermano quien organice la fuga de Elvira, junto con otra
presa, -Sole-, miembro importante del Partido Comunista de Salamanca. Con
Hortensia, Elvira y Sole habrá en la cárcel dos mujeres mayores, son Reme y Tomasa,
dos viejas luchadoras que perdieron mucho en la guerra; Tomasa está
completamente sola en el mundo, pues mataron a su marido, a sus hijos y a sus
nietos. Cuando Reme sale de la cárcel, la escribirá, irá a verla y se la
llevará más tarde a su casa cuando a Tomasa la pongan en libertad, para acabar
sus días viviendo juntas como hermanas.
En
fin..., historias que se cruzan en unos años terribles de miedo y desolación.
Vidas absolutamente truncadas de gentes sencillas que lucharon por un mundo
mejor y que murieron en el anonimato (con “su voz dormida” y que con este libro,
hace despertar la autora). A todos ellos Dulce Chacón les rinde un homenaje con
esta novela y lo hace con ternura y lucidez. Consigue el estremecimiento
continuo del lector, sobre todo ante los personajes femeninos. Son ellos a los
que el libro va dedicado, a todas esas mujeres anónimas que en las cárceles y
fuera de ellas, entregaron con fuerza y valentía su vida en la lucha contra el
fascismo.
Buena
novela.
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Aun que el ambiente en el que los personajes viven es duro, el libro y la historia tiene muy muy muy buena pinta.
ResponderEliminar¡Muy buena recomendación! Nos lo apuntamos :)
Muchas gracias Gato con Libros! Es verdad que es muy dura pero merece la pena... Parece mentira que historias así ocurrieran tan solo hace unas décadas.
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